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          Mayoral Casi perfecto 
 
 "Defensa de dama"Antonio Fontana - ABC
 16 junio, 2007
 
  "Lo tenías planeado desde años atrás. Todos 
          los detalles. Un crimen perfecto, madre". Más que un reproche 
          es una acusación: el h ijo está convencido de que su madre 
          asesinó a su padre. En la soledad del abandono, ella se defiende: 
          "Cualquier reo tiene el dereho a hacerlo y yo no voy a ser menos". 
          Así que la acusada toma la palabra. No para ajustar cuentas, 
          aunque algo de eso haya. Tampoco para confesarse. "Tu has dicho 
          lo que querías y ahora me toca hablar a mí. Tengo que 
          encontrar las palabras que puedas entender ... Es a mí a quien 
          corresponde hacer el esfuerzo para recuperarte. Tú sólo 
          tienes que escucharme. Y sólo te pido eso: que no te cierres 
          a mis palabras, que me escuches. Y que leas esta carta hasta el final." 
 Porque será una larga carta la que ayude a la protagonista, 
          escritora, no a justificarse, sino a explicarse. El pasado, las decisiones, 
          los errores cometidos, lo que uno piensa que ha hecho bien y resulta 
          que no fue así, todo cabe en unas páginas que buscan recuperar 
          el cariño del hijo: "Ésta es la única razón 
          por la que te escribo. Sólo quiero que me quieras, que vuelvas 
          a quererme, como me querías antes de empeñarte en no quererme".
 Una carta, una novela. Plagada de detalles, de anécdotas, de 
          puntos de visata, de roces, de malentendidos. La firma Marina Mayoral, 
          experta en dibujar personajes y darles vida ante los ojos del lector. 
          En esta coasión, la trama, de tintes policiacos, es casi perfecta, 
          pero no redonda. Perfectas del todo, sin el "casi", son sus 
          reflexiones sobre la creación literaria, en las que más 
          de uno se reconocerá: "Yo no decido lo que mis personajes 
          hacen, ellos actúan por su cuenta ...", "Escribir es 
          como encender una cerilla en la oscuridad [...] Enciendes la cerilla 
          y consigues ver apenas un pequeño espacio a tu alrededor, y esperas 
          hasta que te quemas los dedos, avanzando a trompicones, poco a poco, 
          y enciendes otra, hasta que llega un momento en que ya puedes seguir 
          a oscuras porque has visto el camino y sabes adónde vas ..." 
          Con Marina Mayoral, al fin del mundo.   |